Se trata del único ebanista en la costa del país que ha logrado con paciencia, fino cuidado y especial creatividad transformar los restos del recio guarango seco –que se encuentra en el candente desierto de Nasca– en confortables y finos muebles de casa.
Jorge Contreras Valencia se inició hace 13 años en el arte de confeccionar muebles con un amigo de la selva que lo fue motivando, pacientemente, en el difícil oficio de ebanista.
En un principio comenzó a trabajar con restos de espino, otro de los árboles nativos de esta región, para luego incursionar en el sauce, el eucalipto, el tornillo y, ocasionalmente, el cedro.
La experiencia inicial de trabajar con este conjunto de maderas le dio a Jorge el conocimiento esencial que necesitaba para explorar y adentrarse en la transformación del guarango.
Este árbol emblemático de Ica brinda múltiples servicios y se le llama el ‘Rey del Desierto’: contrarresta el avance de las dunas y la desertificación.
Permite, asimismo, la recuperación de la fertilidad de los suelos por su capacidad de fijar el nitrógeno desde la atmósfera, proporciona materia orgánica a los suelos a partir de las hojas que caen y ejerce una influencia directa en la reducción de la erosión y degradación de los campos de cultivo.
Además, sus troncos milenarios del desierto, a modo de columnas y dinteles, siguen sosteniendo a pesar de los siglos estructuras de adobe y acueductos que construyeron los antiguos nascas.
REIVINDICACIÓN NASCA
Por eso, “con mis trabajos trato de reivindicar el notable pensamiento científico que alcanzaron los antiguos pobladores de estas pampas,que no solo fueron grandes ingenieros hidráulicos, sino que supieron utilizar esta fina y recia madera en estructuras que hasta ahora son utilitarias”, asegura. “Sin lugar a dudas esta madera es el reflejo mismo de la humanidad, porque en cada una de sus sorprendentes vetas, caprichosas líneas, hermosos colores e intrincadas formas estamos simbolizados”, agrega.
Entusiasmado por esta singular simbología, Jorge opta por trabajar íntegramente con esta madera buscando, primero, troncos secos, viejos y muertos naturalmente o afectados por alguna plaga en el amplio y árido desierto de Nasca. Luego obedece el plan de reforestación y protección autorizado por la Agencia Agraria de Nasca, que consiste en plantar dos árboles juveniles por cada uno que retira del bosque, para preservar la integridad de esta especie nativa.
Apoyado por el experimentado carpintero Francisco Huay-hua, este notable ebanista convierte finalmente el guarango en vistosos muebles de sala, comedor, dormitorio; confeccionando también bares y sillas.
Durante su paciente trabajo y, a diferencia de aquellos que trabajan con otras especies de madera, Jorge Contreras gasta de 3 a 4 veces más en cada uno de los instrumentos de corte que utiliza para enfrentar la extrema dureza de las fibras del guarango.
“El reemplazo de hojas de sierra y lijas son constantes en el taller al igual que el desgaste de la maquinaria junto a un mayor uso de colas altamente superiores para poder unir cada una de estas piezas”, refiere.
Contreras confiesa que a la técnica lograda en estos 13 años le añadió un especial sentimiento por el guarango: “Tengo mucha identidad por lo que este representa, por su magia de sobrevivir a las durezas del desierto”.
TALA INDISCRIMINADA
Este ebanista que emula a sus antecesores asegura que no trabaja muebles en serie y nunca con otra madera que no sea guarango, por lo que demanda una mayor protección de la especie no solo de la avidez de los depredadores, sino de algunas plagas que han comenzado a diezmar los ejemplares que aún quedan en pie.
Se calcula que 20.000 hectáreas anuales se van perdiendo en los distintos bosques de guarango y algarrobo que aún existen en la costa del Perú, debido a la tala indiscriminada y sin control de leñadores y madereros que la convierten en carbón y leña para pollerías y restaurantes. Estos siguen utilizando la especie, en contra de la ley, por el alto grado de calor y la uniformidad de temperatura que alcanza.
el Huarango :
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