La tecnología tiene el poder de transformar cómo aprendemos, pero al entrar en algunos salones de clase hoy en día se siente como si uno se estuviera devolviendo en el tiempo.
Quizás haya un tablero blanco en vez de la tradicional pizarra negra o verde, y es posible que los chicos estén usando laptops o tabletas, pero todavía se utilizan muchos libros de texto, bolígrafos y fotocopias.
Y de pronto lo más llamativo es que los escritorios siguen organizados en dirección a un profesor que se para al frente de la clase.
La teoría y el currículo tampoco han cambiado mucho, según el pedagogo y autor Marc Prensky.
"El mundo necesita un nuevo currículo", dijo recientemente en una conferencia dedicada a la tecnología en la educación. "Tenemos que repensar el currículo del siglo XIX".
La mayoría de los productos para la educación a la venta son meras ayudas para enseñar el currículo existente, señala, basados en la falsa idea de que "necesitamos enseñar mejor lo que estamos enseñando".
Lo que se requiere ahora, para él, es todo un nuevo núcleo de asignaturas que se centren en las habilidades que equiparán a los estudiantes de hoy para el mundo laboral de mañana.
Aula invertida
Uno de los mayores problemas al tratar de cambiar radicalmente métodos pedagógicos centenarios es que ninguna generación de padres quiere que sus hijos sean los conejillos de indias.
No obstante, Prensky opina que no hay otra opción: "Vivimos en una era de cambio acelerado. Tenemos que experimentar y encontrar lo que funciona".
"Estamos en el primer piso de un nuevo mundo repleto de imaginación, creatividad, innovación y sabiduría digital. Por eso tenemos que crear la educación del futuro, pues aún no existe".
En eso podría estar un poco equivocado. El cambio de los salones de clase tradicionales, por ejemplo, ya es una realidad.
El aula invertida -la idea de invertir los métodos tradicionales de enseñanza enviando instrucciones en línea fuera del salón de clase y usando la escuela como el lugar para hacer la tarea- ha ganado popularidad en los colegios de Estados Unidos.
El papel de los profesores es más bien de guía, y los estudiantes ven las lecciones en casa, a su ritmo, comunicándose con sus compañeros y profesores vía online.
El matemático Salman Khan, quien en 2004 fue sorprendido por la enorme popularidad de unas clases de matemáticas que había puesto en YouTube para ayudar a sus primos, es uno de los principales promotores de las aulas invertidas.
La experiencia llevó a la creación de la Academia Khan, una organización sin ánimo de lucro que ofrece videos educativos con el currículo completo de matemáticas y otros temas.
El proyecto le llamó la atención al Departamento de Educación de EE.UU., que en este momento está en medio de una prueba de US$3 millones para medir la efectividad del método.
Y la idea ha tenido aceptación en por otras partes del mundo, incluidas México, Colombia y Reino Unido.
Profesores sorprendidos
Mohammed Telbany es el director del departamento de TI en la escuela primaria Sudbury en Suffolk, Inglaterra, y ha estado experimentando con el aula invertida.
"En vez de pararse frente a los niños y decirles qué hacer, los profesores son facilitadores, y los niños vienen a hacer cosas".
"Lo que ha sorprendido a los profesores es que los niños pueden alcanzar la excelencia por sí solos, con una intervención mínima de parte de los adultos".
En el mundo en desarrollo donde, según algunos estimados, hay hasta 57 millones de niños que no pueden ir a la escuela primaria, la idea de que puedan aprender sin mucha intervención de adultos es una necesidad, no un lujo.
Abuelos en las nubes
Sugata Mitra, de la Universidad de Newcastle, ha estado estudiando con la autoenseñanza desde sus famosos experimentos con computadoras en huecos en las paredes de los tugurios de Delhi en 1999.
Quedó asombrado al ver cuán rápido aprendían los niños a usar las máquinas sin supervisión de adultos o consejos.
De ahí nació la idea de los "abuelos de la nube": profesionales retirados británicos que son mentores de grupos de niños en India vía Skype.
Mohammed Telbany es el director del departamento de TI en la escuela primaria Sudbury en Suffolk, Inglaterra, y ha estado experimentando con el aula invertida.
"En vez de pararse frente a los niños y decirles qué hacer, los profesores son facilitadores, y los niños vienen a hacer cosas".
"Lo que ha sorprendido a los profesores es que los niños pueden alcanzar la excelencia por sí solos, con una intervención mínima de parte de los adultos".
En el mundo en desarrollo donde, según algunos estimados, hay hasta 57 millones de niños que no pueden ir a la escuela primaria, la idea de que puedan aprender sin mucha intervención de adultos es una necesidad, no un lujo.
Abuelos en las nubes
Sugata Mitra, de la Universidad de Newcastle, ha estado estudiando con la autoenseñanza desde sus famosos experimentos con computadoras en huecos en las paredes de los tugurios de Delhi en 1999.
Quedó asombrado al ver cuán rápido aprendían los niños a usar las máquinas sin supervisión de adultos o consejos.
De ahí nació la idea de los "abuelos de la nube": profesionales retirados británicos que son mentores de grupos de niños en India vía Skype.
Fuente BBC
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