El uso de smartphones entre los
adolescentes es cada vez mayor y aunque sea una realidad incipiente, el
aprendizaje a través del móvil, está empezando a abrir nuevas posibilidades y
retos en el ámbito educativo.
Algunos expertos en educación y
nuevas tecnologías señalan que el buen uso de estos dispositivos puede llegar a
mejorar el rendimiento debido a una mayor implicación del estudiante frente a la enseñanza tradicional. “Una de sus ventajas a nivel pedagógico es la personalización e
implicación del alumno en su aprendizaje a partir de construir nuevas
actividades e incluso nuevos modelos pedagógicos alrededor del móvil”.
Otra de sus grandes ventajas es la
inmediatez y la movilidad, tal como recuerda Santi Caballé, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): “Esta
tecnología permite aprender en cualquier lugar y en cualquier momento”. Silvia
Martín, coordinadora del Observatorio Scopeo de
Formación en Red, añade que “en una sociedad hiperconectada el componente social es vital y
esto lo facilita el mobile learning, ideal para la formación permanente ya que
el aprendizaje es continuo”.
Para Pere Marquès, director del
Grup de Recerca DIM (Didàctica, Innovació i Multimedia) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), el mobile
learning en la enseñanza presencial “es una opción más” que
tiene a su disposición el centro y el profesorado con el objetivo de que “el
alumno haga los mejores aprendizajes posibles con esta tecnología u otra”.
A medida que se avanza en la enseñanza en el bachillerato, la formación profesional o la universidad “es
necesario adquirir unas competencias digitales necesarias- según Marquès- para
explotar al máximo las posibilidades del smartphone”.
Fase incipiente
El mobile learning está
todavía en una fase incipiente aunque los expertos señalan una “evolución vertiginosa” en los próximos años. “El
mobile learning está dando sus primeros pasos pero está totalmente en
expansión, la gente ya empieza a creer en esta nueva metodología de trabajo”,
asegura Martín. El profesor de la UOC recuerda que “a
finales del 2012 había en el mundo seis mil millones de teléfonos móviles y a
finales de este año habrá uno por habitante de media, es decir, unos siete mil millones”, en cambio, teléfonos inteligentes “actualmente
hay unos mil millones y para el aprendizaje del móvil necesitamos especialmente
teléfonos inteligentes”.
En esta fase todavía de experimentación, se están llevando a
cabo diferentes pruebas piloto a través del aprendizaje del móvil. Por ejemplo,
en visitas a museos o lugares históricos de ciudades con el objetivo de
realizar el proceso de aprendizaje en el mismo sitio. “Todo este proceso hace
que el estudiante esté más implicado y motivado, además el profesor puede determinar
qué estudiante necesita más ayuda y se le puede dar en el mismo lugar donde
está el foco de estudio mejorando su rendimiento”, señala Caballé.
En el mundo educativo,la UOC,la
UAB,la Universidad a Distancia de Madrid,la Escuela de Organización Industrial
o FTP en tu móvil están desarrollando diferentes iniciativas de aprendizaje a
través de los teléfonos inteligentes. En el ámbito empresarial, la
formación e-learning todavía es la dominante. Según datos del
Observatorio Scopeo publicados en un monográfico sobre las
potencialidades asociadas al mobile learning en el mundo de la
empresa solo un 3% de profesionales han recibido formación a través del móvil.
El reto de formar a los formadores
Los expertos en educación y nuevas tecnologías coinciden en que
uno de los retos es formar a los formadores para poder enseñar a los estudiantes, especialmente
las nuevas generaciones que son nativos digitales. “Hay mucho trabajo por hacer desde el
punto de vista de la formación del profesorado, una gran mayoría cuando se
hicieron profesores no tenían smartphones”, comenta Marquès. “La barrera más
importante es el cambio de mentalidad de docentes hasta que no llegue el momento
que los nativos digitales se conviertan en profesores, que no les costará mucho
adaptarse y ‘pensar’ en forma móvil”, añade Caballé, que también reconoce que los recortes presupuestarios en el ámbito educativo puede “ralentizar” el auge de este aprendizaje.
En esta línea, la coordinadora del Observatorio Scopeo apunta
que el uso de los dispositivos móviles “requerirá un cambio en el sistema
educativo no sólo tecnológicamente sino también en el rol del formador que
pasará a ser un orientador”. Para Marquès, “hoy en día existe la idea dominante
de que aprender es igual a memorizar, y un smartphone, una tableta o un
ordenador permiten al alumno desarrollar competencias” pero hasta que “no
cambiemos de metodología y evaluación el rendimiento académico será similar”.
Según las investigaciones realizadas por el grupo de investigación DIM dela UAB
“los alumnos con la tecnología bien utilizada aprenden más pero no hay
necesariamente una mejora del rendimiento académico”. El director del DIM
también hace hincapié en que es necesario enseñar “al alumno en primer lugar a buscar la información y luego que sepa gestionarla”. Por su parte, el profesor de la UOC
defiende que con el mobile learning “se potencian los procesos de aprendizaje para que sean más eficientes”.
Aunque como toda nueva tecnología tiene su vertiente positiva y
negativa. Los riesgos de los móviles en las clases también existen. “Cuando
estamos en aula con ordenadores también se corre el riesgo de que el alumno se
distraiga navegando en internet, en el caso del smartphone lo controla más el
alumno, por lo que es necesario establecer unas reglas de juego en clase”.
Para que el mobile learning sea una realidad en el día a día los
expertos destacan la necesidad de empezar a adaptar los contenidos y plataformas
a los dispositivos móviles pero “sin olvidar que la industria tecnológica tiene
que ir de la mano del mundo del aprendizaje”. El tiempo marcará el futuro
del mobile learning, un aprendizaje que ha venido para quedarse. “Se prevé
que en 2015 el 80% de las personas accederán a internet desde un dispositivo
móvil. Este dato indica que no podemos ir a contracorriente. Esto no es lo que
viene sino lo que hay. Nos adaptamos a la ola o nos comerá a nosotros”,
concluye Martín.
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