Columna
de Gabriel Sánchez. Esta generación está demandando una forma de aprendizaje
diferente, y necesitaría nuevas habilidades para desarrollarse. El sistema educativo deberá adaptarse.
En América
Latina hay más de 157 millones de millennials, lo que comprende
alrededor del 26% de la población total de acuerdo a un estudio reciente de la Organización
Iberoamericana de la Juventud (OIJ).
Se trata de un dividendo o “bonus” demográfico
decisivo, tomando en cuenta que una población joven incrementa la
productividad, empuja el consumo y el crecimiento económico. Los
latinoamericanos deben aprovechar las ventajas de esta tendencia para potenciar
el capital humano que
representa esta generación. Para eso, sin embargo, los sistemas
educativos regionales necesitan adaptarse.
El
abordaje de los millennials hacia la escuela es único en el sentido de que sonprobablementela primera
generación nativa digital, que creció conectada e inmersa
en la tecnología. De acuerdo con un estudio de Telefónica y
el Financial
Times, los
millennials pasan en promedio seis horas diarias conectados a internet. El
estudio, basado en más de 12.000 encuestas en 27 países, halló que los
millennials latinoamericanos usan aún más internet, hasta 7 horas diarias.
Esta
conectividad atraviesa todos los aspectos de la vida diaria, desde el modo que
se informan, se entretienen y hasta se conectan con sus amigos. Como dice Gabriella
Ippolito, una graduada reciente de la Universidad
de Denver de 25 años: “internet me permite estar conectada
con amigos de todo el mundo y acceder a información cada vez que
quiero”.
Parte del desafío que
enfrentan nuestros sistemas educativos es que los ambientes poco
tecnificados de muchas de las aulas contrastan con la realidad de los alumnos
que procuramos formar para competir por empleos globales, a
menudo en los sectores de servicios informativos o tecnológicos. El 76% de los
millennials en todo el mundo posee unsmartphone. En América Latina,
el 62% posee una laptop, el 58% una
computadora de escritorio y el 22% una tablet. Sin
embargo, las horas que pasan en la escuela contrastan dramáticamente, ya que
las tecnologías a las que están acostumbrados -y su carácter personalizado y
adaptado a los intereses personales- raramente existen en sus sistemas
educativos.
Por tanto, parece claro que
la actual oferta de cursos en universidades e instituciones de estudios
necesitarán actualizarse para mantener a esta generación interesada,
comprometida y aprendiendo. Lo que está por verse es cómo sucederá esto. La
buena noticia es que los jóvenes en general ven a la educación como un factor
clave para encontrar un buen trabajo. También entienden que la universidad es
especialmente importante, en línea con los hallazgos del informe de
Telefónica/FT, donde el 53% admitió que mejorar la educación es
crítico para hacer la diferencia en el mundo, aun
comparado con otros temas como energía sustentable, protección ambiental, o
alimento y vivienda.
Pero
la baja calidad de la educación actual es aún preocupante, especialmente en
América Latina. En una encuesta reciente de la OIJ, más del 60% de los
jóvenes españoles y latinoamericanos afirmó que su formación es “aceptable”
mientras que sólo el 10% la calificó de “muy buena”. Esta
baja percepción de la educación regional es otro desafío para los líderes
educativos.
Para
esta generación, empleos más calificados y mejor pagos requieren cada vez más
dominio tecnológico. Pero también demandan habilidades
superiores de pensamiento crítico, y otras soft skills como
actitud emprendedora, la capacidad de procesar con rapidez gran cantidad de
información para la toma de decisiones y adaptabilidad.
Estas habilidades no son las
más premiadas en nuestro sistema escolar tradicional. Consecuentemente, más del
60% de los latinoamericanos afirma que la transición de la escuela al trabajo
es bien desafiante. Los millennials también son
conscientes de que la escuela nunca se termina del todo, ya que el aprendizaje
permanente es hoy una precondición para el éxito. En este
marco, el entrenamiento profesional tanto dentro como fuera del trabajo, es
cada vez más demandado.
Estos cambios significan que
los miembros de la generación millennial pasarán por muchos trabajos a lo largo
de sus vidas. No recibirán compromisos laborales de largo plazo, y tampoco
parecen esperarlos o desearlos. Esta generación está demandando una forma de
aprendizaje diferente, y necesitaría nuevas habilidades para desarrollarse
profesionalmente. El sistema educativo deberá adaptarse.
Gabriel
Sánchez
Presidente
de Kuepa.com. En Twitter es @gzinny
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