martes, 17 de julio de 2012
Los expertos advierten que no se trata de un fármaco para evitar la infección. Conozca lo que dicen sus defensores y detractores.
Sería una noticia fantástica, y sus creadores recibirían de inmediato el Nobel de Medicina: una pastilla que protegiera contra una infección con el virus del sida. *Pero un preparado así no existe hoy en *día, y su futuro parece incierto. Sin embargo, en Estados Unidos un fármaco llamado “Truvada” acaba de ser aprobado para su uso preventivo contra el VIH. Los médicos hablan de profilaxis pre-exposición (PrEP).
Suponiendo que grupos de riesgo, como gays o drogodependientes que no estén infectados con el virus del sida, tomen la píldora con regularidad, las sustancias activas se expandirán por su organismo. Si, tras tener sexo sin protección o debido a una aguja infectada, el virus entra en su cuerpo, es más difícil que infecte las células y se reproduzca en ellas. De este modo, el riesgo de contagio disminuye. Pero ahí está el problema: sigue habiendo riesgo.
SUSTENTO CIENTÍFICO
“Truvada” contiene elementos activos como Tenofovir y Emtricitabin, que obstaculizan al virus a la hora de trasladar su sustancia genética de manera que ésta pueda infectar a la persona. “Truvada” fue aprobado en Estados Unidos en 2004 para el tratamiento de adultos y niños mayores de 12 años infectados con el VIH. “No es un producto nuevo”, explicó Debra Birnkrant, directora del departamento para medicamentos antivirales de la Agencia Federal de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Ahora, la FDA aprueba su uso preventivo basándose, entre otros, en dos investigaciones. En la primera, un estudio de las autoridades sanitarias NIH realizado con unos 2.500 hombres gays y bisexuales seronegativos, el riesgo de infección se redujo en un 42%. Un segundo estudio de la Universidad de Washington dio como resultado una reducción del riesgo en un 75%. En esta investigación participaron -según la FDA- unas 4.800 parejas heterosexuales en las que uno era seropositivo y el otro no.
A FAVOR Y EN CONTRA
Para algunos, estos resultados son un éxito. Pero los críticos apuntan a esas nuevas infecciones que no podrán prevenirse con la píldora. Ninguno de los que la tomen sabrá si figurará entre los ganadores o perdedores de la ruleta que hará que se contagie o no. Los defensores recurren a las estadísticas y sostienen que podrán evitarse muchas nuevas infecciones y, en último término, también costes. Toda infección que se evite cuenta, ya sea por mayor concienciación, abstinencia, uso de preservativos o por el PrEP, afirman.
Sin embargo, los detractores apuntan a la posible despreocupación que podría acarrear el medicamento. Por ejemplo, los homosexuales podrían tormarlo y después -supuestamente protegidos- mantener relaciones sexuales sin condón. Así, el riesgo de contagio del VIH es muy alto. Según el centro para el control de infecciones CDC, esta protección preventiva no es para cualquiera, sino que solo es adecuada para un pequeño grupo de alto riesgo. Pero para estos, “el PrEP podría ser una improtante herramienta preventiva adicional”.
Según el CDC, el PrEP debe tomarse de forma constante, para que siempre haya suficientes moléculas contra el VIH. Glenda Gray y Neil Martinson, del departamento prenatal de investigación sobre el VIH de la Universidad Witwatersrand, en Johannesburgo, señalan por su parte que no puede garantizarse la disposición de medicamentos antivirales en muchas zonas. Los programas al respecto ya están saturados, advierten en “The New England Journal of Medicine”. Y en este sentido, consideran que es demasiado pronto para recomendar el PrEP. Además, Truvada tienen también efectos secundarios que afectan a nervios y huesos.
“El PrEP no debería contemplarse como la única solución, sino como parte del tratamiento preventivo”, escribe el centro estadounidense de control de infecciones. Entre este tratamiento figuran los test, la concienciación sobre los riesgos, el diagnóstico, el tratamiento de enfermedades sexuales y el acceso a preservativos. Estas opciones no están disponibles en muchos países pobres que hacen frente al sida. Sólo sucede más bien en los países ricos.
El programa de la ONU contra el sida, ONUSIDA, celebró la aprobación en un comunicado. Pero, a su vez, advirtió de que “ninguna medida por sí sola protege totalmente ante una infección con el virus del sida”. Por eso, ONUSIDA “recomienda insistentemente una combinación de distintas prevenciones, entre ellas el uso de preservativos para las personas en grupos de riesgo.”
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